domingo, 16 de septiembre de 2012

Consumismo infantil


Vivimos en la sociedad del consumo. En ella, alrededor de la tercera parte de los adultos tiene problemas para controlar el dinero que gasta, incluso cerca del cinco por ciento llega a ser adicto al consumo de forma patológica. En los países desarrollados, casi todos nosotros somos consumistas en mayor o menor grado, aunque no lleguemos a presentar patologías. En algún momento nos ha costado discernir entre la compra
necesaria y la compulsiva, nos hemos dejado influenciar por una publicidad que estimula a vivir por encima de las propias posibilidades, hemos creído que nuestro prestigio social está determinado por lo que poseemos, o hemos querido llenar el vacío que crean las frustraciones y las insatisfacciones recurriendo a la adquisición de bienes materiales.
Los niños son grandes observadores del comportamiento consumista de los adultos de su contexto social, sobre todo de sus padres. Ellos se convierten en el modelo a seguir y, progresivamente van asimilando sus comportamientos para imitarlos. Si los adultos del entorno tienen todo lo que se anuncia en televisión, el niño desea lo mismo para él. Desde muy pequeño distingue perfectamente entre los objetos anunciados para niños y para los adultos. Los niños son los destinatarios preferidos del sector publicitario porque son fácilmente  manipulables y, abusando del deseo de los padres de ofrecer “lo mejor” a sus hijos, mandan un continuo bombardeo de anuncios para estimular el deseo de poseer bienes materiales de los pequeños, anhelo que nunca queda satisfecho y conduce a incrementar las exigencias de los niños.
Por otra parte, la publicidad también pretende mostrar a los padres lo que deben ofrecer a los hijos para que, supuestamente, sean felices. Incluso los padres más responsables no pueden evitar plantearse dudas respecto a si sus hijos tienen todo aquello que necesitan. Les basta observar a otros niños para creer que no ofrecen las mismas posibilidades a sus hijos si no compran “lo último del mercado” y, con frecuencia, compran objetos sin que los niños expresen que los desean, incluso algunos que los hijos nunca hubieran pedido.
Los padres también estimulan el afán consumista de los hijos cuando quieren agradarlos a toda costa en el menor tiempo posible. Lo mismo ocurre cuando les ofrecen bienes materiales para compensar el poco tiempo que pasan con ellos, o para evitar conflictos y reproches. Es frecuente que el padre y la madre pasen demasiadas horas fuera del hogar trabajando para conseguir más dinero con el que consumir servicios y objetos materiales para la familia y, sobre todo para los hijos. En esta rueda nefasta del trabajo para el consumo, muchos padres llegan a culpabilizar explícita o implícitamente a los hijos por la situación, perjudicando las relaciones afectivas familiares y el desarrollo emocional de los pequeños.
Saber que este tipo de problemas es común en la mayoría de familias de clase media, no implica que los padres deban conformarse con esta situación. Su responsabilidad como primeros responsables de la educación de los hijos debe conducirlos a definir estrategias que les protejan del consumismo, transmitiendo los valores adecuados para convertirse en personas seguras de sí mismas, y ayudándolos a vivir de forma plena y feliz.
En general, hay unas pautas que conviene seguir:

- No permitan que nadie, y menos los medios de comunicación, les diga lo que es mejor para sus hijos.
- No comparen a sus hijos con los demás niños. Cada ser humano es único y tiene unas capacidades y necesidades diferentes a las del resto.
- Tampoco se dejen llevar por una “competición consumista”, comprando solo para que sus hijos tengan más que los demás.
- Cuidado con las expectativas exageradas. No utilicen a sus hijos para cumplir sus deseos de prestigio o reconocimiento. Mediten sobre la diferencia entre lo que ustedes desean y lo que desean sus hijos.
- Recuerden que nunca podrán satisfacer los deseos de compañía, cariño y dedicación de sus hijos con bienes materiales.
- No confundan el amor de padres con satisfacer los deseos materiales de sus hijos. En muchas ocasiones, una demostración de amor puede ser decir “no”.
- Cuando vayan a comprar algo, mediten si verdaderamente sus hijos lo necesitan o lo desean.
- Ofrezcan a sus hijos muchas oportunidades para realizar juegos activos y creativos que desafíen el desarrollo de sus capacidades.
- Satisfagan sus necesidades de exploración y conocimiento del entorno sin recurrir al consumo.
- Limiten el tiempo que pasan viendo televisión y cualquier otro tipo de actividad pasiva y sedentaria. Ofrézcanles actividades motivantes como alternativa.
- Muchos objetos de “usar y tirar” hacen la vida más fácil y consiguen beneficios, por ejemplo, en la higiene. Sin embargo, esta característica se está extendiendo demasiado trasladando el mensaje de que “nada
tiene valor para permanecer en el tiempo”.

- En la medida que su capacidad lo permita, implíquenles en la elaboración del presupuesto familiar, haciendo previsión de los ingresos y los gastos de acuerdo a las necesidades reales de la familia y evitando
gastos superfluos.
- Eduquen a sus hijos para que se conviertan en consumidores críticos, racionales y solidarios con el medio ambiente.



Ésto mismo intenta hacernos ver mi psicopedagogo italiano favorito: Francesco Tonucci, que con su seudónimo "Frato" nos retrata en la viñeta anterior la influencia que los medios de comunicación no sólo influye a los padres, sino también y con mayor medida a los más pequeños de la casa.
Por favor, eduquemos a los niños y a las niñas dentro de este inevitable mundo consumista, un consumismo crítico, que aprendan qué cosas son imprescindibles y cuáles superfluas: los niños y niñas deben aprender a valorar lo que tienen, si tienen demasiadas cosas que no necesitan, dejarán de valorar las cosas que realmente son importantes, como por ejemplo: una tarde en el parque con mamá y papá.
¿Queréis tener hijos y alumnos egoístas y materialistas?, ¿verdad que no?
Eduquemos en el no consumismo y en la solidaridad.


miércoles, 5 de septiembre de 2012

Rutina en el aula de 0 a 1 año

Fuente: propia.

Seguidamente os cuento y explico cómo son mis rutinas en el aula de 0 a 1 año. Tenemos que tener en cuenta ante todo que en el aula de infantil (sin importar el nivel) tenemos que ser flexibles ante el horario y las rutinas y tener en cuenta sobre todo las necesidades de cada uno de los niños y niñas.

9:00
¡Buenos días!
9:30
Actividades sensoriales
10:00
Juego libre
10:30
Tentempié
11:00
Aseo
11:30
Descanso
12:00
Recreo
12:30
Aseo
13:00
Almuerzo
13:30
Juego libre y aseo
14:00
Despedida

- ¡Buenos días!
En esta actividad nos sentamos todos juntos en nuestra mesita de bebés  o zona acondicionada y realizamos canciones para dar la bienvenida a este nuevo día (canción de los buenos días, de las estaciones del año, de las partes del cuerpo y demás canciones divertidas que les interesen).
También les contamos cuentos con marionetas y muñecos incentivando ante todo su interés, motivación y mínima atención.
Es muy importante que en las actividades de desarrollo lingüístico y conocimiento de sí mismo y del entorno utilicemos mucha mímica y diferentes entonaciones de la voz.


- Actividades sensoriales. En este momento vamos a estimular los sentidos de los niños y niñas. Se realizará diariamente algunas de las actividades siendo importante realizar de cada tipo:

Exploración de texturas: uso muy controlado de diferentes pinturas, agua, barro...; caricias a muñecos y pelotas blandas y duras, observación de cuentos blandos...

Psicomotricidad: analizar los reflejos, masajes en las extremidades, uso del correpasillos, juegos con pelotas, juegos para estimular el gateo y los primeros pasos...

Visionado: observación en el espejo, juegos de permanencia de los objetos, "cucu, ¡trás!"...

Escucha: uso de sonajeros y algunos instrumentos, escucha de sonidos familiares (los de la casa, animales, la calle...).

Olfato y sabor: se realizará posteriormente en el tentempié y en el almuerzo.



- Juego libre.
En la colchoneta del aula se colocan juguetes blandos para que los bebés jueguen libremente y experimenten con los objetos. 
Para los bebés que aún no se mantengan sentados, los colocamos en la butaca con móviles para que jueguen con ellos y con nuestra ayuda le estimulamos para que cojan objetos y los observen.


- Tentempié.
En nuestra mesita de bebés o tronas damos el desayuno a los pequeños. No debemos obsesionarnos en realizar la actividad deprisa y corriendo, debemos acondicionar el tiempo para que el niño descubra la comida: la huela y saboree.
- Aseo.
Cambio de pañales y lavado de manos y cara.


- Descanso.
Música clásica y de relajación, les mecemos en las butacas o en las cunas y ¡a dormir!


- Recreo.
Salimos al exterior y jugamos con ellos a explorar el medio.
- Aseo.
De nuevo repetimos la acción anterior.
- Almuerzo.
De nuevo, realizamos la misma acción que con el tentempié, pero con el almuerzo.
- Juego libre y aseo.
Explicado también con anterioridad.
- Despedida.
Cantamos canciones de despedida y con abrazos, besos y amor nos despedimos de los pequeños hasta mañana.



FELIZ DÍA, FELIZ JORNADA.


martes, 4 de septiembre de 2012

El ambiente escolar como principio metodológico

Para poder llevar a cabo cualquier tarea de enseñanza-aprendizaje es imprescindible tener en cuenta una serie de principios metodológicos: ¿Cómo hacerlo?
Pues uno de los principios que debemos tener en cuenta es el ambiente, el ambiente acogedor y especial que hay que crear en el aula y en las zonas donde se practiquen las tareas. No sólo se trata de organizar el aula, de decorarla, etc, sino lo más importante es crear un ambiente de confianza y seguridad.

Tanto Gallego Ortega como Loris Malaguzzi son expertos en este tema y dicen lo siguente:


GALLEGO ORTEGA. (http://perceianadigital.com/index.php/legislacion/314-desarrollo-del-principio-de-socializacion-en-el-segundo-ciclo-de-educacion-infantil?tmpl=component&print=1&page=)

El ambiente escolar. Este principio metodológico se basa en la necesidad de crear en esta etapa un clima acogedor, cálido y seguro en el que el niño se sienta aceptado y confiado para afrontar los retos que plantea el conocimiento y para adquirir los valores sociales que se derivan de sus experiencias. Las relaciones que se establecen entre los alumnos y entre ellos y sus maestros constituyen una fuente básica de aprendizajes sociales dentro del ámbito escolar. Se adquiere una personalidad moral madura cuando se ha vivido de modo autónomo, dialogante y cooperativo una cantidad suficiente de experiencias sociales. La familia comparte con el centro educativo todos los aspectos relacionados con el desarrollo global del niño, pero muy especialmente su desarrollo social. La familia es el primer elemento que interviene en el proceso de socialización del niño. Una de las tareas que compete al equipo educativo es determinar los cauces y las formas de participación de los padres en la consecución de estos objetivos curriculares. Otro factor importante es el papel del profesor, sus comportamientos y actitudes. De entre las características más significativas del modelo de profesor podemos destacar las siguientes:
- Organizador: potenciador de las relaciones de grupos, creador de una auténtica comunidad de apoyo para todos los niños.
- Comprensivo: referido a la capacidad de relacionarse con los alumnos considerándolos como personas dignas de respeto y de valores, independientemente de sus características físicas y psíquicas, de su procedencia social y del tipo de comportamiento que manifiesten.
- Cooperador: tanto en las relaciones con los compañeros y padres como en el trabajo con los niños, su modelo debe estar guiado por modelos de trabajo cooperativos.

LORIS MALAGUZZI. (http://www.vitoriagasteiz.org/wb021/http/contenidosEstaticos/adjuntos/es/25/34/4
2534.pdf)
La obra de Malaguzzi nos habla continuamente del derecho que la escuela tiene a su propio ambiente, y a su propia identidad arquitectónica en la ideación y finalización de espacios, formas y funciones: «Que la escuela tenga derecho a su ambiente, a su arquitectura, a una conceptualización y finalización de espacios, formas y funciones, es un dato que no tiene duda» (Malaguzzi, en AA.VV., 1996, p. 40).
El ambiente es concebido por Malaguzzi como un partícipe del proyecto educativo. Le gustaba decir que el ambiente es un educador más que, entre otras cosas, no paga Seguridad Social. Aseveraba, de esta forma, la necesidad de recordar que los espacios, el mobiliario, las decoraciones, no deben ser solamente relevantes en sí, sino también elementos sugeridores de posibilidades que se ofertan al niño para expresarse y desarrollar toda la dotación genética que poseen. En este punto,Malaguzzi supera los conceptos piagetianos en las relaciones de espacio de acción y espacio representativo, entre orientación e interiorización y representación del ambiente, considerado en la complejidad de sus valores de orden perceptivo, afectivo, intelectual y relacional. Creemos que estas reflexiones previas son importantes para entender el punto de partida sobre el tema del espacio -ambiente en el pensamiento y obra pedagógica de Malaguzzi. Ésta es una cuestión de la que particularmente se ha preocupado el pedagogo reggiano. Ya, cuando trabajaba como psicólogo, al final de los años cincuenta, en el Centro Médico Psicopedagógico, Malaguzzi tenía una preocupación especial por el mobiliario, por los colores y por la adecuación del espacio para hacerlo menos clínico y más agradable. También demuestran su constaten preocupación por este tema diversas circulares y cartas que Malaguzzi enviaba al ayuntamiento con el objeto de participar en la construcción de los espacios, o cuando se quejaba de que no le dejaban hacerlo. De la misma manera, podemos ver su interés y su preocupación por este tema en la invención de la figura del atelierista, una de cuyas funciones es ayudar a planificar – por sus competencias profesionales específicas- un espacio-ambiente más habitable. Y de igual forma, podemos desvelar la importancia de este tema en el diálogo constante que Malaguzzi exigía tener con arquitectos, ingenieros, aparejadores y constructores de los edificios.


Cuento Andalucía

Fuente: propia.


Introducción para los niños y niñas:
Como ya todos sabemos vivimos en un lugar muy bonito llamado Andalucía. Nos encanta Andalucía porque todas las personas que vivimos en este lugar tenemos unas costumbres que no tienen otros lugares de España ni del mundo: la comida buenísima para chuparnos los dedos, unas fiestas divertidísimas y casi siempre hace sol y podemos estar en la calle paseando y jugando con otros niños y niñas. Aquí en Andalucía estamos muy contentos porque podemos disfrutar de nuestras aceitunas, nuestros carnavales, nuestros bailes, nuestras playas… Pero como en todos los lugares tenemos que trabajar mucho mucho mucho para poder disfrutar de todo lo bonito que nos rodea.
Nosotros, vivimos en Sevilla, pero también existen siete provincias, que en total son ocho lugares maravillosos de Andalucía: Huelva, Sevilla, Córdoba, Jaén, Almería, Granada, Málaga y Cádiz.

Cuento: TODOS JUNTOS SOMOS ANDALUCÍA.
Yo, me llamo Blas Infante y os voy a contar una historia que ocurrió hace mucho, mucho tiempo. En tiempos de Mari Castaña, un día más llegó y el sol nos daba mucho calor.

Una señora llamada Huelva salió a pasear muy contenta porque pensaba que era la mejor de todo el pueblo pues sabía bailar flamenco muy bien: “Que contenta estoy, soy la mejor del pueblo, soy la mejor del pueblo yo sé bailar flamenco”.
De repente la vocecilla de una muchacha llamada Sevilla se escuchó: “Pe-pe-pero ¿Qué dices Huelva? ¿Qué eres la mejor del pueblo? Jajajaja pero eso como va a ser “mi arma”, si todos saben que yo soy la más bonita porque tengo unas torres maravillosas: la Giralda y la torre del Oro; además de...(bla, bla, bla).
A lo lejos se veía correr a un niño morenito y guapetón llamado Cádiz que empezó a reírse y a reírse sin parar: “Jajajajajajajajajaja pero, ¿cómo podéis discutir por eso?, si todo el mundo sabe que yo soy el mejor y más simpático, ¿o no sabéis que tengo la fiesta más divertida?: los carnavales, donde nos podemos disfrazar y no parar nunca de reír y jugar”; pero no sólo eso, también tengo...(bla, bla, bla).
Cada vez, más multitud de gente se acercaba para escuchar por qué estaban discutiendo y ya todos empezar a hablar a la vez, que ni yo era capaz de escuchar todo lo que decían, porque como hablaban todos a la vez, casi no les entendía.
El caballero Jaén decía que su comida era la más rica porque tenía muchos campos con olivos que le daban aceitunas y aceite y que mejor que él, nadie cocinaba, así que era el mejor del pueblo. La viejecita Granada no paraba de gritar diciendo que es la mejor porque tenía nieve y podía esquiar y hacer todos los muñecos de nieve que quisiera. El muchacho Córdoba decía sin parar lo bonita que era su voz y su acento. Y la niña Málaga no paraba de discutir con el niño Almería de qué playa era la mejor; Málaga decía “la mía porque su arena es oscura y diferente a las demás”,  Almería decía “la mía porque en vez de arena tengo piedrecitas y el agua más clara”… (bla, bla, bla)

Y así siguieron todos discutiendo hasta que yo, Blas Infante (¿os había dicho antes mi nombre?), me cansé y me subí a un banco gritando “¡basta, basta, se acabó!, escúchenme todos, ¿por qué os estáis peleando? ¿vamos a ver, si sabemos que el mejor baile es el flamenco y lo tiene Huelva; que la Giralda y la Torre del Oro de Sevilla son espectaculares; que Cádiz tiene la fiesta más divertida, que son los carnavales; que Jaén cocina mejor que nadie; que Granada tiene la nieve más blanca, que la voz de Córdoba es muy graciosa, que Málaga tiene las playas con arena más oscura y bonita y que Almería tiene el mar más claro para ver los peces: ¿POR QUÉ NO NOS UNIMOS TODOS, Y COMPARTIMOS TODAS LAS COSAS PARA QUE TODO EL MUNDO PUEDA DISFRUTAR DE LO BUENO QUE TENEMOS CADA UNO?
De repente todos se callaron y se quedaron muy sorprendidos, se dieron cuenta de que yo tenía razón, empezamos a reír y nos dimos un gran abrazo, tan grande y fuerte fue el abrazo que todas las cosas más bonitas que teníamos se mezclaron y formamos entre todos: ANDALUCÍA, el lugar más bonito del mundo, donde mejor se baila, mejor se canta, mejor se come, más divertidas son las fiestas, las playas son más bonitas….. y muchísimas cosas más.
Y así, colorín, colorado, Andalucía se ha formado.



Me presento

Hacía mucho tiempo que deseaba crear un blog con la finalidad de compartir mi vocación con todos vosotros y vosotras. ¡Y por fin me puse a ello!
La finalidad del blog es ofrecer a los demás teoría, práctica, métodos y recursos para la educación infantil (edad que comprende de 0 a 6 años). Además me gustaría dedicar varias entradas de mi blog a diferentes temas que me resulten interesantes.

Soy Eva María, natural de Sevilla y tengo 22 años.
Tengo la diplomatura de Educación Infantil por la Universidad de Sevilla y el título de monitor de actividades socioculturales y tiempo libre de la Junta de Andalucía por el Colegio Don Bosco de Sevilla.
También estudio inglés y más cursos con la idea de poder ofrecerles tal recurso a los niños y niñas.

Mis aficiones son pasear por Sevilla, hacer turismo, estar en la playa hasta el atardecer, disfrutar de veladas en familia, pasar horas riéndome con mis amigos, disfrutar del aire limpio en la naturaleza, leer (novelas históricas de los siglos XIX y XX, teatro, poesía, ensayos...) practicar deporte como voleyball y cicloindoor, escuchar música, bailar, ver series, el cine (terror y comedia sobre todo)...
Pero ante todo, lo que realmente me llena es pasar horas y horas con los más pequeños, divirtiéndonos a la vez que aprendemos (tanto ellos de mi, como yo de ellos), ayudarles a descubrir el mundo que nos rodea y que experimenten momentos felices en su infancia.

Cuando paseo por la calle y veo a bebés o niños/as, es inevitable que siempre, SIEMPRE, me hagan sonreír.

Espero que les guste lo que comparta con vosotros y que puedan también aportar ideas y críticas para mejorar.

Gracias por su interés.

CONTACTO: evaguerom@gmail.com