Para poder llevar a cabo cualquier tarea de enseñanza-aprendizaje es imprescindible tener en cuenta una serie de principios metodológicos: ¿Cómo hacerlo?
Pues uno de los principios que debemos tener en cuenta es el ambiente, el ambiente acogedor y especial que hay que crear en el aula y en las zonas donde se practiquen las tareas. No sólo se trata de organizar el aula, de decorarla, etc, sino lo más importante es crear un ambiente de confianza y seguridad.
Tanto Gallego Ortega como Loris Malaguzzi son expertos en este tema y dicen lo siguente:
GALLEGO ORTEGA. (http://perceianadigital.com/index.php/legislacion/314-desarrollo-del-principio-de-socializacion-en-el-segundo-ciclo-de-educacion-infantil?tmpl=component&print=1&page=)
El ambiente escolar. Este principio metodológico se basa en la necesidad de crear en esta etapa un clima acogedor, cálido y seguro en el que el niño se sienta aceptado y confiado para afrontar los retos que plantea el conocimiento y para adquirir los valores sociales que se derivan de sus experiencias. Las relaciones que se establecen entre los alumnos y entre ellos y sus maestros constituyen una fuente básica de aprendizajes sociales dentro del ámbito escolar. Se adquiere una personalidad moral madura cuando se ha vivido de modo autónomo, dialogante y cooperativo una cantidad suficiente de experiencias sociales. La familia comparte con el centro educativo todos los aspectos relacionados con el desarrollo global del niño, pero muy especialmente su desarrollo social. La familia es el primer elemento que interviene en el proceso de socialización del niño. Una de las tareas que compete al equipo educativo es determinar los cauces y las formas de participación de los padres en la consecución de estos objetivos curriculares. Otro factor importante es el papel del profesor, sus comportamientos y actitudes. De entre las características más significativas del modelo de profesor podemos destacar las siguientes:
- Organizador: potenciador de las relaciones de grupos, creador de una auténtica comunidad de apoyo para todos los niños.
- Comprensivo: referido a la capacidad de relacionarse con los alumnos considerándolos como personas dignas de respeto y de valores, independientemente de sus características físicas y psíquicas, de su procedencia social y del tipo de comportamiento que manifiesten.
- Cooperador: tanto en las relaciones con los compañeros y padres como en el trabajo con los niños, su modelo debe estar guiado por modelos de trabajo cooperativos.
LORIS MALAGUZZI. (http://www.vitoriagasteiz.org/wb021/http/contenidosEstaticos/adjuntos/es/25/34/4
2534.pdf)
La obra de Malaguzzi nos habla continuamente del derecho que la escuela tiene a su propio ambiente, y a su propia identidad arquitectónica en la ideación y finalización de espacios, formas y funciones: «Que la escuela tenga derecho a su ambiente, a su arquitectura, a una conceptualización y finalización de espacios, formas y funciones, es un dato que no tiene duda» (Malaguzzi, en AA.VV., 1996, p. 40).
El ambiente es concebido por Malaguzzi como un partícipe del proyecto educativo. Le gustaba decir que el ambiente es un educador más que, entre otras cosas, no paga Seguridad Social. Aseveraba, de esta forma, la necesidad de recordar que los espacios, el mobiliario, las decoraciones, no deben ser solamente relevantes en sí, sino también elementos sugeridores de posibilidades que se ofertan al niño para expresarse y desarrollar toda la dotación genética que poseen. En este punto,Malaguzzi supera los conceptos piagetianos en las relaciones de espacio de acción y espacio representativo, entre orientación e interiorización y representación del ambiente, considerado en la complejidad de sus valores de orden perceptivo, afectivo, intelectual y relacional. Creemos que estas reflexiones previas son importantes para entender el punto de partida sobre el tema del espacio -ambiente en el pensamiento y obra pedagógica de Malaguzzi. Ésta es una cuestión de la que particularmente se ha preocupado el pedagogo reggiano. Ya, cuando trabajaba como psicólogo, al final de los años cincuenta, en el Centro Médico Psicopedagógico, Malaguzzi tenía una preocupación especial por el mobiliario, por los colores y por la adecuación del espacio para hacerlo menos clínico y más agradable. También demuestran su constaten preocupación por este tema diversas circulares y cartas que Malaguzzi enviaba al ayuntamiento con el objeto de participar en la construcción de los espacios, o cuando se quejaba de que no le dejaban hacerlo. De la misma manera, podemos ver su interés y su preocupación por este tema en la invención de la figura del atelierista, una de cuyas funciones es ayudar a planificar – por sus competencias profesionales específicas- un espacio-ambiente más habitable. Y de igual forma, podemos desvelar la importancia de este tema en el diálogo constante que Malaguzzi exigía tener con arquitectos, ingenieros, aparejadores y constructores de los edificios.
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